
Las transformaciones profundas en todos los órdenes del Japón Meiji fomentaron la expansión imperialista, algo que habĆa sido una constante histórica japonesa
@Montagut5 | A mediados del siglo XIX, Japón pasó de ser un paĆs aislado y con caracterĆsticas feudales, a convertirse en una impresionante potencia económica y militar en Asia. El cambio se conoce como la ārevoluciónā o ārestauraciónā Meiji, un proceso dirigido desde arriba para transformar la estructura polĆtica, económica y social de Japón. Por este aspecto de cambio el proceso puede ser considerado como revolucionario pero, por otro, se conoce como restauración porque supuso, aunque con otros presupuestos, la recuperación del poder imperial.
Japón estaba regido por un antiguo sistema feudal con tradiciones propias, y aislado frente a Occidente, a pesar de los intentos del colonialismo europeo de los siglos XVI y XVII por establecer os comerciales y religiosos. El poder se encontraba repartido entre los grandes propietarios rurales o daimios, junto con los seƱores de la guerra o samurĆ”is. Al frente del sistema estarĆa el shogun, especie de ministro o valido que concentraba los mĆ”ximos poderes frente a los emperadores, figuras mĆ”s bien simbólicas y que vivĆan retirados en Kioto. Desde el siglo XVII el shogunato estaba ocupado por la familia de los Tokugawa, que regĆa el paĆs desde la ciudad de Edo.
La base económica japonesa era la agricultura, especialmente del arroz. La mayor parte de la población era campesina y vivĆa bajo las duras condiciones de la servidumbre.
En la primera mitad del siglo XIX se establecieron algunos os con comerciantes holandeses, rusos y britĆ”nicos. Por su parte, Estados Unidos intentó mantener relaciones comerciales con puertos japoneses. En 1853, el marino norteamericano Perry llegó con su flota a la bahĆa de Edo, exigiendo poder entregar una carta al emperador y la apertura de algĆŗn puerto japonĆ©s, provocando fuertes divisiones en la clase dirigente. Al final, en 1854 se abrieron al comercio dos puertos, rompiĆ©ndose con el tradicional aislamiento japonĆ©s. Occidente siguió presionando e impuso la firma de un tratado comercial, por el que Japón establecĆa relaciones comerciales con Gran BretaƱa, Holanda, Francia y los Estados Unidos. Este tratado fue interpretado por los japoneses como una grave humillación y provocó una profunda crisis en las estructuras polĆticas tradicionales, que precipitó los cambios de la era Meiji.
En enero de 1868, los señores feudales Satsuma y Chosu se hicieron con el gobierno y restauraron el poder del emperador en la persona de Mutsu-Hito, o Meiji Tenno, un adolescente de catorce años, y le hicieron residir en Edo, la antigua capital del shogunato, que cambió su nombre por el de Tokio.
El emperador Mutsu-Hito reinó entre 1868 y 1912, en una etapa fundamental en la historia del Japón y que se conoce como el perĆodo Meiji, que significa āgobierno iluminadoā. El perĆodo se caracterizó por profundas y rĆ”pidas reformas, impulsadas desde arriba por el poder imperial, y que hicieron que el paĆs pasara del feudalismo a ser una potencia moderna de primera magnitud en unos decenios.
El emperador comenzó a gobernar con un poder absoluto y estableció un nuevo sistema polĆtico con un consejo de gobierno odakojan y un gabinete de ministros, para emprender las reformas. En primer lugar, se desmontó la estructura de poder feudal, arrebatando el poder a los seƱores feudales, eliminando sus privilegios y se transformaron los antiguos feudos en departamentos dirigidos por representantes del poder central. En 1869 se eliminó la influencia samurĆ”i en el poder militar al establecerse un Ministerio de la guerra y un EjĆ©rcito moderno y poderoso segĆŗn el modelo prusiano. Se implantó el servicio militar obligatorio, un instrumento de unificación e igualdad social, incorporando a los campesinos a las tareas militares.
La culminación de las reformas polĆticas de la era Meiji llegó con la elaboración y aprobación de la Constitución de 1889, la primera de la historia de Japón y con un marcado carĆ”cter liberal conservador, adoptando algunos principios de los modelos alemĆ”n y austriaco. La Constitución estuvo en vigor hasta 1947. La Constitución reconocĆa el poder absoluto del emperador, ya que era Ć©l quien la otorgaba y a Ć©l solamente le competĆa presentar enmiendas; los ministros solamente serĆan responsables ante Ć©l y no ante el legislativo; retenĆa el mando militar y podĆa suspender el parlamento. El texto constitucional establecĆa un parlamento bicameral, con una CĆ”mara de Pares y otra de Diputados, elegidos por un sufragio censitario muy restrictivo. La CĆ”mara de Diputados ejercerĆa un control relativo del gasto y presupuesto. TambiĆ©n se reconocĆa una declaración de derechos.
La Constitución de 1889 supuso el reconocimiento diplomĆ”tico de las principales potencias occidentales. Pero el sistema polĆtico establecido refrendaba el poder de una oligarquĆa de un grupo de familias que monopolizaron el poder, a travĆ©s de los partidos tradicionales que se turnaban en el poder o se unĆan en los momentos difĆciles, en las denominadas āuniones sagradasā.
En cuestiones legales se aprobó un nuevo Código civil y otro penal, esta vez de clara influencia sa; la tortura fue abolida.
La educación fue una clara preocupación en la época Meiji porque era contemplada como un factor fundamental para la modernización, ya que en todos los campos se necesitaba mano de obra cualificada. Se calcula que el 40% de la población japonesa era analfabeta, aunque, seguramente este porcentaje era mayor en el Ômbito rural y entre las mujeres. En 1871 se creó el Ministerio de Instrucción Pública y se reformó el sistema educativo, ya que se decretó la educación obligatoria. Se construyeron millares de escuelas y se emprendió la formación de decenas de miles de maestros. También se impulsó la educación de las niñas y se aplicaron modernos métodos pedagógicos occidentales. En 1877 se fundó la Universidad de Tokio. En esta época nació la prensa moderna en Japón, factor clave en la introducción y difusión de las reformas de signo occidental. El diario El Asahi (Sol Naciente) se convirtió en uno de los diarios con mayor difusión del mundo.
El sintoĆsmo, antiguo culto animista, se convirtió en la religión oficial del Estado; sus sacerdotes fueron considerados como funcionarios. Mientras que el cristianismo fue tolerado por ser el credo de los occidentales, el budismo recibió crĆticas y ataques porque era visto como un obstĆ”culo para las reformas.
Las reformas también afectaron a la sociedad, a las costumbres y modos de vida japoneses, introduciéndose los occidentales: corte de pelo, vestimenta y calendario, aunque se generó una gran polémica entre los defensores de la tradición y los pro-occidentales.
En cuestiones económicas el gobierno Meiji emprendió una reforma fiscal al establecer que los campesinos pagaran sus impuestos con dinero, lo que fomentó la comercialización de sus cosechas. AdemÔs, se implantó una moneda única -el yen- y se permitió la entrada de capital extranjero.
En 1873 se inició una reforma agraria para terminar con las relaciones feudales en el campo, aunque fue lenta, ya que, a finales del siglo XIX aún el 40% de los campesinos trabajaba en tierras de los grandes señores.
El modelo de crecimiento japonĆ©s se basó en tres factores: el apoyo estatal al proceso de industrialización, una polĆtica de salarios bajos que favoreció la acumulación de capital, y la tendencia evidente a la innovación del empresariado. El Estado japonĆ©s apoyó este proceso a travĆ©s del fomento de las industrias pesadas, las minas, la construcción y las industrias estratĆ©gicas, especialmente la de armamento. Se priorizó el transporte marĆtimo frente al ferrocarril, apartĆ”ndose del modelo clĆ”sico industrializador occidental, ya que la situación del Japón, un archipiĆ©lago, ademĆ”s de su compleja orografĆa, imponĆan esa alternativa. AĆŗn asĆ, se fue montando una red ferroviaria a partir de los aƱos setenta. La industria textil fue muy apoyada, primero de la lana para ir potenciando poco a poco la algodonera. En el caso japonĆ©s la industria sedera tuvo un claro protagonismo. Por fin, en Hokkaido se emprendió una colonización dirigida por el Estado para hacer frente al expansionismo ruso en la zona.
Japón vivió un fuerte crecimiento demogrĆ”fico paralelo al industrial. De 37 millones de habitantes en 1880 se pasó a 50 millones en vĆsperas de la Primera Guerra Mundial. Pero el Ć©xodo rural, necesario para nutrir de mano de obra la industria, no fue tan fĆ”cil ni rĆ”pido como en Europa, ya que muchos campesinos japoneses fueron reacios a abandonar sus tierras y pueblos para emprender una nueva vida en las ciudades.
Una vez en marcha el proceso de industrialización, impulsado por el Estado, se pasó, rÔpidamente, a una etapa de capitalismo financiero de grandes empresas. Japón fusionó en muy poco espacio de tiempo las dos fases de la revolución industrial. A finales del siglo XIX aparecieron los grandes oligopolios, como Mitsui, Mitsubishi, Yasuda y Sumitomo.
Una caracterĆstica de la industrialización japonesa fue el conocido como mimetismo tecnológico. Japón emprendió un intenso proceso de imitación de Occidente. Hubo un gigantesco esfuerzo por asimilar lo mejor de cada paĆs. De Inglaterra aprendieron sobre la navegación; de Francia les interesaron sus estructuras istrativas; en Alemania adquirieron conocimientos militares y mĆ©dicos y, por fin, de Estados Unidos, sus innovadoras tĆ©cnicas comerciales. El Estado japonĆ©s contrató a muchos profesores, sabios y tĆ©cnicos occidentales. No se escatimaron gastos a la hora de pagar buenos salarios a estos extranjeros ni para fomentar la investigación en todos los campos cientĆficos y tecnológicos.
Las transformaciones profundas en todos los órdenes del Japón Meiji fomentaron la expansión imperialista, algo que, de todos modos, habĆa sido una constante histórica japonesa. Pero el auge demogrĆ”fico, económico, tĆ©cnico y militar estimuló la necesidad de crear un imperio. El reducido espacio fĆsico del archipiĆ©lago japonĆ©s, la presión demogrĆ”fica y la exigencia de nuevos mercados y de materias primas, muy deficitarias para la pujante industria, llevaron a los gobiernos japoneses a intervenir en Asia y a protagonizar conflictos diplomĆ”ticos y militares.
Japón tenĆa intereses en la penĆnsula coreana y en China. En 1876 presionó a Corea para que se abriera y itiera su influencia. Entre 1894 y 1895 se produjo la primera guerra con China. Entre 1904 y 1905 se dio la guerra con el imperio ruso que fue vencido. Rusia tuvo que reconocer la influencia japonesa en Corea y le cedió la explotación del ferrocarril de Manchuria.
En la Primera Guerra Mundial, Japón se alineó con los aliados y en la paz consiguió las posesiones alemanas en China y en el PacĆfico (Islas Carolinas, Marianas y Marshall). En 1919 ya era la tercera potencia naval del mundo.