
Sin lugar a dudas, para conocer el movimiento obrero y el laborismo noruegos hay que comenzar estudiando a una personalidad muy destacada del siglo XIX, Marcus Thrane (1817-1890), y el movimiento que impulsó, previo a la industrialización, de gran importancia por su dimensión y porque caló en la memoria del socialismo posterior.
Nuestro protagonista nació en el seno de una familia pudiente, pero la detención de su padre por un caso de corrupción financiera fue un golpe muy duro para dicha familia. Cuando llegó a la adolescencia, Marcus quedó huĆ©rfano. En 1837 emprendió un fructĆfero viaje por Europa que le permitió conocer el socialismo utópico y lo que ocurrĆa en un continente entre dos revoluciones. Thrane fue un esforzado maestro de hijos de trabajadores, periodista, estuvo siempre a favor de los desfavorecidos, y luchó por la consecución del sufragio universal, todo con un profundo tinte religioso, dada su formación teológica, aunque breve. Su lucha siempre partió del principio irrenunciable del empleo de medios pacĆficos. Para Thrane, el socialismo acabarĆa con la vieja regla de que unos ponĆan el esfuerzo y otros obtenĆan el beneficio o recompensa. El socialismo conseguirĆa que cada uno recibiese el valor de su trabajo. Solamente, de ese modo, reinarĆa la libertad, la igualdad y la fraternidad cristiana en la sociedad noruega. Thrane era consciente de la situación extremadamente difĆcil de las clases humildes noruegas a mediados del siglo XIX. Su mensaje iba dirigido a los campesinos pobres, jornaleros, pequeƱos granjeros, oficiales artesanos y mineros. Fundó o promovió muchas asociaciones o sindicatos que llegaron a aglutinar a mĆ”s de veinte mil afiliados. En 1850, este movimiento elevó una petición, firmada por miles de personas. Se pedĆa el sufragio universal, el servicio militar obligatorio, ya que solamente lo prestaban los que no poseĆan propiedades, la igualdad ante la ley, mejoras en la educación, rebaja de la presión fiscal sobre los alimentos y productos bĆ”sicos, y tierra para los campesinos pobres. El derecho de propiedad debĆa ser restringido segĆŗn las exigencias del momento y la religión. Pero las autoridades rechazaron las peticiones. Esto caldeó los Ć”nimos del movimiento que parecĆa dirigirse hacia la revolución, pero Thrane consiguió frenar cualquier recurso violento. Al aƱo siguiente se reunió una especie de parlamento paralelo al Storting.
Algunos han querido ver en el movimiento thranista una suerte de cartismo noruego, pero hay muchas diferencias entre la realidad socioeconómica britĆ”nica y la noruega de mediados del siglo XIX. En todo caso, la fuerza del movimiento alarmó a las autoridades, a pesar de su carĆ”cter pacĆfico. Se detuvo a Thrane y a sus mĆ”s estrechos seguidores. En 1855 fue condenado a cuatro aƱos de prisión, mĆ”s los cuatro en los que estuvo encerrado esperando la sentencia definitiva. Este fue el final del movimiento. DespuĆ©s, fallecida su esposa, Thrane emigró a Estados Unidos, donde reinició su compromiso polĆtico y periodĆstico, pero ahora con los inmigrantes noruegos. En 1883 regresó a Noruega para dar algunas conferencias pero su tiempo habĆa pasado, ya no tuvo el Ć©xito de antaƱo, ya que el paĆs habĆa comenzado su industrialización y los problemas sociales eran nuevos. Decidió regresar a Estados Unidos donde morirĆa en abril de 1890.