CƩsar: Los idus de marzo han llegado.
Adivino: Sà César, pero aún no han pasado.
(āJulio CĆ©sarā. W. Shaskespeare)
Este mes de marzo ācon su sucesión de anuncios sobre el inmediato advenimiento del Apocalipsis si el paĆs no se postra ante el āsentido comĆŗnā de Rajoyā estĆ” resultando ser, para los derechos sociales, económicos y legales de los ciudadanos espaƱoles, tan funestos como lo que fueron los legendarios Idus de Marzo para Julio CĆ©sar, la fecha de su asesinato. SegĆŗn el historiador Gayo Suetonio, el CĆ©sar recibió veintitrĆ©s puƱaladas de los senadores confabulados, capitaneados por Bruto āsu hijo adoptivoā, antes de expirar. En nuestros idus de marzo contemporĆ”neos los perpetradores del golpe de mercado no precisan de sangrientas puƱaladas (por ahora), tan desagradables y poco finas. Tampoco necesitan esconderse, ni andarse con secreteos: actĆŗan a la luz de las cĆ”maras y a micrófono abierto en sus suntuosos aquelarres de la UE e, incluso, se permiten escenificaciones alegóricas como las protagonizadas por de Guindos y Juncker en su graciosa imitación del estrangulador de Boston o la pose de duro Harry el Sucio fingida por Rajoy ante su homónimo finĆ©s fardando de que āĀ”a ĆlĀ” ā la āextremadamente agresivaā reforma laboral le iba a costar una huelga general. Ā”Estos tipos no parecen necesitar ni de las enseƱanza del Actorās Studio ni siquiera del defenestrado āpor Ana Botellaā Mario Gas para representar este sainete, ya que con su natural cara dura les basta y sobra Ā”
Mucho antes de que el PP ābajo el disfraz de Buster Keaton silente de MRā ganase las elecciones, era fĆ”cil adivinar que, al neonato welfare state celtibĆ©rico, se le propinarĆa una buena dosis de aceite de ricino y un apurado rapado al cero con los que no le iba a reconocer ni la madre que lo parió. En menos de cien dĆas el gobierno Rajoy āacompaƱado con goebbeliana alharaca de los medios del rĆ©gimenā ha sido capaz de no dejar ni rincón ni intersticio a resguardo de la bliltkriet contrarreformadora ordenada por los Merkozy de aquĆ y acullĆ”. Nuestros espaƱolĆsimos fanĆ”ticos de la āconsolidación fiscalā, de la āestabilidad presupuestariaā, de la ādevaluación competitiva de los salariosā y demĆ”s bazofia engaƱabobos, lo que pretenden es expoliar las rentas salariales, desviar torticeramente de los ingresos pĆŗblicos cifras megamillonarias a la banca y otros parĆ”sitos empresariales y socavar cualquier regulación pĆŗblica del rampante capitalismo dickensiano. Esa es la pura verdad, lo diga Agamenón o su porquero.
Por si fuera poco, han desempolvado las viejas porras y correajes āocultas en los trasteros de la Transiciónā y se disponen a acometer con viril determinación cualquier atisbo de libertinaje, rojerĆo, separatismo, homosexualidad o ateĆsmo que anide como venenosa sierpe en la eterna EspaƱa. AquĆ todo vale: so capa de la Gran Estafa Mundial lo que se quiere es someter a la sociedad y las instituciones democrĆ”tica a los intereses de lo que MattTaibbi (āCleptopĆaā. Editorial Lengua de Trapo) bautiza como āclase estafadoraā, es decir a los beneficiarios del capitalismo de casino y sus lacayos.
El poder omnĆmodo de esa turba de ultraliberales, de nacionalcatólicos, de patriotas de pelo en pecho, de chovinistas, de concesionarios de prebendas y adjudicatarios de subvenciones, que hoy gobierna hasta el Ćŗltimo rincón del estado espaƱol, quiere ademĆ”s ādel tirónā ajustar cuentas con tantos aƱos de dictadura roja y hacer su castizo paso del Rubicón con la democracia. AsĆ, el derecho al aborto (ese genocidio), a la ciencia que niega el creacionismo (que apostata de la voluntad de dios), a la cultura de los titiriteros (trincones y chupones), a las patĆ©ticas polĆticas de igualdad (que facilita la violencia estructural a favor del genocidio), a las casas de acogida de las mujeres maltratadas (Ā”algo habrĆ”n hechoĀ”), a las calefacciones y el papel higiĆ©nico de las escuelas (no lo necesitan esos escolares perroflautas), a las costosas medicinas y los lujosos quirófanos (el vicio de los viejos), a la ayuda al desarrollo (esos indios y esos negros no quieren trabajar, Ā”que se vayan a LaponiaĀ”) y a los yonquis de mierda (Ā”que no se droguen, hombreĀ”), a los dependientes (que para eso estĆ”n las mujeres de las familias) y los sin techo (Ā”que se laven, coƱoĀ”), a las jodidas autonomĆas (menos las buenas, las suyas) y a los despilfarradores ayuntamientos (menos el reino de Gallardón y Botella), a los puentes y las fiestecitas populares (que sino los alemanes dirĆ”n que somos unos vagos)⦠bien pues toda esa morralla hay que liquidarla, laminarla, suprimirla, para ser un paĆs serio, fiable y como dios manda.
Los derechos laborales āconquistados con sangre, sudor y lĆ”grimas por generaciones de trabajadoresā han sido objeto de un autĆ©ntico coup dāEtat con la llamada āreforma del mercado laboralā impuesta mediante un decreto/estafa inconstitucional, injusto e inmoral. La legislación laboral es objeto de mofa y escarnio por las falanges de expertos de las FAES, FUNCAS y otros think thank bien provistos de fondos de reptiles, asĆ como por los escuadristas de la CEOE que anhelan convertir a todos los trabajadores espaƱoles en chinos o agradecidos empleados de los Roig y Arturo FernĆ”ndez āque no se sabe que es peorā o minijobistas a cuatrocientos euros el cuarto y mitad, como los siete millones de āempleadosā del Eldorado alemĆ”n. Esa caterva de desvergonzados (Āæo sinvergüenzas?) puede que un dĆa de estos propongan que los perceptores del seguro de desempleo y de los PER hagan donación forzosa decsus ingentes emolumentos a un Fondo de Inversión Patriótico gestionado por Don JosĆ© MarĆa Ruiz Mateos, Don Mario Conde y Don Javier de la Rosa, a condición āen aras de una exquisita transparenciaā de una supervisión pĆŗblica dirigida por DoƱa Pilar Valiente (la que da āaguaā a los trileros en caso de peligro), Don Paco Camps (a cargo de la sección de vestuario, complementos y efectos especiales) y Don Francisco Javier Guerrero (alias el ERES, el dealer del equipo).
SegĆŗn los seƱoritos guapeaos (como cantan los magnĆficos Los Delincuentes) del casposo TDT Party (y los que se suman, en ocasiones, las actitudes antisindicales y antipolĆticas de algunos resistente de nuevo cuƱo) los sindicatos de clase y sus dirigentes son una morralla de aprovechaos, cuyo ethos consiste en no dar palo al agua y ponerse ciegos de percebes y gambas a cargo del erario pĆŗblico. El hecho que, por ejemplo, a MĆ©ndez le gusten los relojes de lujo falsos y no los que gasta Richi Costa o que Toxo derroche su paga extra en un crucero en camarote con cama de matrimonio en vez de ser invitado al yate de BotĆn, constituye la prueba irrefutable de la consustancial corrupción moral, económica y estĆ©tica de esos cabecillas.
Ese fuego artillero āpleno de vilipendios y patraƱasā contra el sindicalismo tiene como fin aniquilar las defensas de los trabajadores en la feroz lucha de clase (Ā”huy que tĆ©rmino tan anacrónico, dirĆ”n algunos intelectuales orgĆ”nicos del stablismentĀ”) desatada por los insaciables ultracapitalistas de nuestra Ć©poca. DespuĆ©s āya prontoā la próxima pieza de este jaque permanente serĆ” la āregulaciónā de la libertad de huelga, de los piquete y de los convenios, de las bajas de enfermedad y de los horarios de trabajo, de las vacaciones y de la movilidad laboral, de la entronización del patrón (Ā”sĆ, el patrónĀ”) como autoridad investida y del control policial de los trabajadores.
Como decĆa el poema de Blas de Otero āAquĆ no se salva ni Dios, lo asesinaron. Tu nombre estĆ” ya listo, temblando en un papelā. La delirante CleptopĆa de la clase estafadora espaƱola sueƱa con nuevos paraĆsos en los que el sindicalismo de lucha de clase se troque en el aƱorado sindicalismo vertical, con el que empresarios, enlaces y jurados trabajen al unĆsono, sin enfrentamientos fraticidas, en pos de las fuentes de miel y ambrosĆa (y pasta a mogollón) que nos depararĆ” la unidad del capital y el trabajo. Ā”DespuĆ©s ya se verĆ” si tambiĆ©n conviene tener una representación parlamentaria por el Tercio SindicalĀ”
En la tragedia de Shakespeare el honrado Bruto les decĆa a sus secuaces: āMis nobles amigos, matĆ©mosle con brĆo, pero sin saƱa. CortĆ©mosle como manjar digno de los dioses y no como carnaza para los perrosā. Los dioses a los que se ofrenda el suculento despojos del āestado bienestarā son personas de carne y hueso, aunque quizĆ”s no muy humanos. Como dice Casca āuno de los asesinosā āSegando veinte aƱos de vida segamos veinte aƱos de miedo a la muerteā a lo que Bruto contesta āEn tal caso, somos amigos de CĆ©sar al ahorrarle aƱos de miedo a la muerteā. Ā”No si, al final, tendremos todos que agradecer a esos tiparracos que las putadas que nos hacen son por nuestro propio bienĀ” Ā”Vamos anda ya Ā”El 29-M merecen una respuesta.