Frente a la invasión de Trump una coalición para construir Palestina
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Ante la amenaza de Trump de montarse en Gaza ilegal y arbitrariamente un Las Vegas con playa, continuando y haciendo que el genocidio israelí sea también estadounidense, no tenemos más remedio que reaccionar y responder con una acción positiva y constructiva, que refuerce la puesta en pie de un Estado Palestino.
En el pasado, la reacción internacional a favor de Palestina siempre ha sido de ayudas y subvenciones, tanto para la reconstrucción de lo que anteriormente había destruido Israel con sus bombardeos arbitrarios y criminales como para la subsistencia alimentaria y sanitaria de la población diezmada.
Hay que reconstruir Palestina, pero con un sentido de futuro: hay que hacerlo, poniendo en manos del Pueblo Palestino medios de producción
Ahora tenemos que reaccionar frente a un auténtico genocidio. Y en estos momentos, anticiparnos a la amenaza del presidente convicto del imperio nacionalista y supremacista estadounidense, de apoderarse de la Franja de Gaza, expulsando a sus habitantes para instalar allí una especia de Las Vegas y un lugar de divertimento turístico donde se ha producido la masacre de más de 43.000 personas en el aplastamiento del ejército de un Estado contra toda una población civil indefensa. Algo así como si se nos ocurriera poner un “resort” en Auschwitz. Literalmente, como diría el poeta, como lanzar una blasfemia en medio de una oración.
Europa, que ha estado ambigua y pasiva mientras se consumaba la masacre genocida, ahora tiene que reaccionar. Y ya no basta con la llamada “ayuda humanitaria”, al estilo de la que hacía Biden bombardeando con alimentos a los ciudadanos a los que Israel, en gran medida con dinero estadounidense, bombardeaba con bombas asesinas. Ahora hay que reconstruir Palestina, pero con un sentido de futuro: hay que hacerlo, poniendo en manos del Pueblo Palestino medios de producción. Promoviendo que muchas fábricas que se van al otro lado del mundo a buscar mano de obra se instalen en Palestina, para que sus ciudadanos se ganen el pan no con limosnas, sino con trabajo productivo.
Una resolución que establezca también la presencia en Palestina de un ejército internacional y eficiente de paz, para que quede muy claro que cualquier agresión de Israel es una agresión no sólo contra el pueblo palestino, sino contra la Comunidad Internacional
Una iniciativa que debería promover una coalición de países que reclamen una Asamblea General de Naciones Unidas para que se apoye con una contundente resolución esa actuación constructiva y productiva, que ponga las bases económicas y cooperativas del Estado Palestino que muchos países en el mundo defienden. Una resolución que establezca también la presencia en Palestina de un ejército internacional y eficiente de paz, para que quede muy claro que cualquier agresión de Israel es una agresión no sólo contra el pueblo palestino, sino contra la Comunidad Internacional, que debe defender tanto a la población palestina como sus propios intereses fabriles instalados en esos territorios, a partir de un Acuerdo con la Autoridad Palestina.
Está muy bien que el Gobierno del Reino Unido, o que el ministro español de Asuntos Exteriores, y que otros muchos países se hayan pronunciado a favor del Pueblo Palestino y en contra de la amenaza brutal y descarada de Trump. Pero esa voluntad que muestran las declaraciones hay que llevarla a la práctica. Y una manera de hacerlo es invirtiendo en paz: invirtiendo en una actividad productiva, tanto fabril como agroalimentaria como pesquera y portuaria. Colocando la estructura económica de lo que es un Estado, como la base para la creación de ese Estado Palestino, que no ha de quedarse solamente en declaraciones ni en la acción diplomática.
Que tanto Israel como Trump se encuentren con que se tienen que enfrentar a la Comunidad Internacional para intentar continuar al genocidio. Que no puedan continuarlo sin generar un conflicto de primer nivel, ambos solos contra el mundo. Y que denunciemos gravemente a aquellos Estados que se intenten sumar a esta obscena amenaza de Trump y Netanyahu, prestándose a acoger palestinos desplazados a la fuerza.
Una propuesta que el Gobierno de España debería llevar a la Unión Europea. Una iniciativa que la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) debería lanzar y proponer a diversas empresas españolas, estatales o no. Una iniciativa que nuestros Sindicatos deberían propugnar en una Asamblea extraordinaria de la Confederación Sindical Internacional. Una alternativa que nuestro presidente de Gobierno, como presidente de la Internacional Socialista, debería llevar a una Asamblea extraordinaria de dicha Internacional, y que tal vez se debería incluir en la agenda de la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Madrid en 2026 (no tanto para esperar a esa fecha, cuanto para que los países de esa cumbre comiencen a debatir sobre ese punto y a anticipar iniciativas).
Es la hora de la solidaridad eficaz y operativa. Es la hora de una acción constructiva contundente, que arrincone a la intoxicación supremacista y le cierre el paso a un imperialismo agresivo, desafiante y chulesco. Es la hora de demostrar que, frente a tanto dislate de mentes desequilibradas, en el mundo hay cordura, hay solidaridad, hay ganas de construir paz y concordia. Y existen convicciones sólidas y contundentes a favor de los derechos humanos.