
Las elecciones se desarrollan en medio de un clima dominado por la violencia extrema, principal preocupación de los ciudadanosLas elecciones en Guatemala de este domingo, 11 de septiembre, son posiblemente las mÔs trascendentales de América Latina en mucho tiempo. El resultado estÔ prÔcticamente cantado: Otto Pérez Molina, un ex general cuyo principal programa es la mano dura, serÔ el próximo presidente. Y serÔ el primer general que llegue a ocupar ese puesto sin golpe de Estado por medio.
Las elecciones se desarrollan en medio de un clima dominado por la violencia extrema, principal preocupación de los ciudadanos, segĆŗn las encuestas, lo que explica el Ć©xito de PĆ©rez Molina y su Partido Patriota. Los cĆ”rteles de la droga se han infiltrado en todo el paĆs y dentro de buena parte del aparato del Estado. Y las sospechas sobre financiación con dineros del crimen organizado de las campaƱas polĆticas alcanzan a prĆ”cticamente todos los candidatos. PĆ©rez Molina dice que sabe quiĆ©nes aportaron dinero, pero que no lo hace pĆŗblico por razones de seguridad.
SegĆŗn reveló WikiLeaks, el general habrĆa revelado a la embajada norteamericana que el grueso de su financiación venĆa de las cuatro familias mĆ”s poderosas del paĆs: los Castillo, propietarios de una cervecerĆa y embotelladora, los Novella, que tienen en el cemento su principal negocio, los Herrera, centrados en la agroindustria y Dionisio GutiĆ©rrez, co-presidente del grupo Multiinversiones, el mĆ”s importante del paĆs. Negó, en cambio, tener nada que ver con los Mendoza, uno de los narcotraficantes mĆ”s importantes del paĆs, aunque itió que sĆ hubo relación con uno de sus hermanos.
Incluso el actual presidente, Alvaro Colom, ha enfrentado acusaciones de haber recibido dinero de los Zetas mexicanos, sólidamente instalados en el paĆs y que enrolaron a un importante contingente de ex kaibiles, temibles fuerzas represivas del ejĆ©rcito durante la guerra civil.
Veinticinco aƱos despuĆ©s de la recuperación de la democracia, las consecuencias de la guerra civil (1960-1986) aĆŗn se sufren las consecuencias, gracias en parte al incumplimiento de los acuerdos de paz. AtrĆ”s quedaron promesas como la de levantar un Estado plurinacional: la inmensa mayorĆa de la población es indĆgena, pero sigue sumida en la pobreza y excluida del sistema. La abstención electoral del 60% en las elecciones anteriores es una buena prueba.
Y el sistema polĆtico se caracteriza por su debilidad. No hay partidos polĆticos tradicionales. Y ningĆŗn partido logró revalidar a su candidato en elecciones sucesivas. Como recuerda el sociólogo guatemalteco Edelberto Torres-Rivas, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre 1986, cuando se inicia el perĆodo democrĆ”tico, y 2008, se inscribieron 58 partidos, de los cuales solo quedan ahora mismo los restos de 4. Y en la Ćŗltima elección, de 2007, participaron 21 partidos, la mitad surgidos despuĆ©s del 2000. Esto convierte a Guatemala āen el mayor cementerio mundial de partidosā, segĆŗn Torres-Rivas.
DespuĆ©s de que la justicia dejara fuera de carrera a Sandra Torres, la ex esposa del actual presidente, al considerar que su divorcio habĆa sido una maniobra de conveniencia para evitar la prohibición que pesa sobre los familiares directos del presidente en ejercicio, el partido gobernante se quedó sin candidato. Y los Ćŗnicos adversarios del general PĆ©rez Molina que tienen cierto calado en las encuestas, aunque sin ninguna posibilidad, son Eduardo Suger y Manuel Baldizón, ambos igualmente situados en la derecha del espectro polĆtico. La Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta MenchĆŗ, candidata del izquierdista Frente Amplio, tiene en torno al 1% de intención de voto.
El futuro parece, pues, escrito. Y aumentan los temores a que el EjƩrcito, que nunca fue derrotado en la guerra civil, pueda asumir un papel de mayor protagonismo con uno de los suyos en la presidencia. En cualquier caso cabe preguntarse sobre su papel, ya que hay fuertes indicios de que tambiƩn estƔ infiltrado por el narcotrƔfico.
El general Mauro Jacinto le contó a un conocido periodista JosĆ© RubĆ©n Zamora, hasta dónde habĆa llegado el poder del narco: poco despuĆ©s este general apareció asesinado y el periodista que publicó su versión tambiĆ©n sufrió un atentado, aunque sobrevivió. SegĆŗn lo que publicó Zamora, que respalda su información en lo que le contó el general asesinado, desde que Guatemala recuperó la democracia, el āsiniestro y sofisticadoā general Ortega fue el que impuso los sucesivos ministros de Defensa.
En colaboración con el narco, habrĆa digitado a los oficiales que, hasta 2020, irĆ”n ascendiendo y formando las sucesivas cĆŗpulas militares. āLos oficiales escogidos como eslabones de esa enorme cadena son conocidos con el nombre de Durmientes, quienes van despertando a su debido tiempoā. Este fenómeno se habrĆa gestado en tiempos del dictador Romeo Lucas GarcĆa (1978-1982), pero maduró ya en democracia, con el presidente Alfonso Portillo (2000-2004), a punto de ser extraditado a los EE.UU. por lavado de dinero.