
@ebarcala | Varios medios las han mostrado en sus portadas. Y ahĆ siguen. Algunos - como El PaĆs- rectificaron tras los miles de mensajes en las redes sociales solicitando su retirada. Otros han optado por pixelar el rostro o reencuadrar la toma, y hay incluso quienes criticaban su publicación⦠con un retuit de las fotos.
Es un tema menor cuando lo importante es que la paciente supere la enfermedad. Pero la publicación de varias imÔgenes de la primera infectada por ébola en España en su habitación del Carlos III ha provocado un debate que no siempre se produce en ocasiones similares.
Muestran a Teresa (son vanas ya las sutilezas como el uso de iniciales) monitorizada por las cÔmaras del hospital o a través de la ventana de su habitación, en el caso de la foto distribuida por Reuters y firmada por Andrea Comas.
La exclusiva justificada
Para el director de El Periódico, Enric HernĆ”ndez, las capturas sacadas del monitor de vĆdeo de la habitación son relevantes en lo informativo, no han sido ārobadasā y su nivel de detalle no vulnerarĆa la intimidad. En el caso de la obtenida a travĆ©s de la ventana del edificio, se ha llegado a calificar la exclusiva de āfotazo del aƱoā.
El hecho de que la paciente o familiares cercanos hayan hablado con la prensa y que el hospital no le haya retirado el telĆ©fono móvil justificarĆan (segĆŗn los defensores de la publicación) una ruptura previa del ese derecho a la intimidad que invocó la infectada por Ć©bola.
La Ʃtica y la ley
Ella lo reclamó, el hospital y las autoridades sanitarias asĆ lo han recordado de forma constante y organizaciones profesionales de periodistas como la FAPE recogen la necesidad de ārespetar la intimidad de los afectados, de su familia y de su entornoā. Por no hablar de la Ć©tica personal, como resume Ramón Lobo en los menos de 140 caracteres de un tuit: āAntes de publicar una foto piensa que es tu padre o tu madre y luego decide. En el caso de Teresa quizĆ” no la hubiera publicadoā.
Los crĆticos seƱalan, ademĆ”s, la posible vulneración legal de derechos y los lĆmites que el propio informador o el medio para el que trabaja no han de traspasar, como la mercantilización o el sensacionalismo al enfrentarse a una tragedia personal.
Por desgracia, son miles los afectados por el virus en todo el mundo. Y el tratamiento que se les ha dado no ha tenido, ni de lejos, la misma respuesta crĆtica. ImĆ”genes de enfermos, fallecidos, familiares o huĆ©rfanos de vĆctimas del Ć©bola en Ćfrica se distribuyen y reproducen sin provocar polĆ©mica alguna. Algo que Xavier Aldekoa recuerda y documenta con numerosos ejemplos en estos dĆas.
ĀæDoble moral?ĀæDoble rasero? Bueno, es comprensible la implicación emocional y la alarma cuando la amenaza llega al entorno mĆ”s cercano. Lo cierto es que las fotos y el virus nos enfrentan a nuestras contradicciones, igual que nos golpea y desarma la ilustración de AndrĆ© Carrilho sobre la atención prestada en función de si los afectados son āellosā o somos ānosotrosā.