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Pablo D. Santonja | @datosantonja

Siendo consciente de la capacidad evocadora de la lectura, me es difícil encontrar una narrativa escrita que me genere terror real. Muchas veces, si no viene acompañada de un hilo musical, de imágenes impactantes, en medios como videojuegos o el cine, ese terror se disipa pues, al leerlo, se ve limitado a la capacidad de imaginación del lector. Sin embargo, el cómic, o en este caso, el manga, es un medio donde la narrativa se acompaña de un dibujo cuyos límites sólo están en la cabeza del autor, permitiendo trasladar esa evocación imaginativa a imágenes perturbadoras que facilitan el trabajo, de alguna forma.
Así, llega a mis manos Junji Ito, con su obra “Uzumaki”, un clásico del terror que siempre había ojeado de forma esquiva, sin reparar mucho en ella, hasta que vi su adaptación en MAX, la cual, el gran contraste de animación entre el primer capítulo y los lamentables siguientes, dejaron en mi un poso obsesivo por adentrarme y entender este trabajo. Así, acudí al material original. Un tomo integral editado en españa por PLANETA CÓMIC de 650 páginas con ilustraciones con todo tipo de detalle que sin duda, te atrapa como una tela de araña. Una vez caído en esta espiral, vamos a intentar desenroscarla.
Junji Ito
Junji Ito, el maestro del terror japonés, ha mencionado en varias entrevistas que su inspiración para Uzumaki provino de múltiples fuentes. Una de ellas es su fascinación por las formas geométricas y los patrones naturales, especialmente los espirales, que aparecen en la naturaleza en caracoles, galaxias y remolinos de agua. Además, la obra de H.P. Lovecraft ha sido una gran influencia en su estilo narrativo, particularmente en la creación de un horror que va más allá de la comprensión humana. Otro factor clave en su inspiración fue su infancia en un pueblo rural, donde el aislamiento y las supersticiones formaban parte del día a día, elementos que Ito refleja en la opresiva atmósfera de Kurouzu-cho.
La maldición de las espirales
El eje central de Uzumaki es la maldición de las espirales, un fenómeno inexplicable que va consumiendo progresivamente a los habitantes de Kurouzu-cho, el pueblo de la ciudad protagonista. La espiral se manifiesta de diversas maneras: desde la obsesión irracional de los personajes hasta deformaciones físicas grotescas y fenómenos ambientales imposibles.
Uno de los aspectos más perturbadores de la maldición es cómo la espiral comienza a invadir la mente de los personajes, transformando su percepción de la realidad. Lo que inicialmente parece una simple fijación se convierte en una compulsión incontrolable, llevando a los afectados a extremos irracionales, como automutilación o la búsqueda desesperada de espirales en su propio cuerpo. Esta obsesión ilustra cómo la maldición opera no solo a nivel físico, sino también psicológico, minando lentamente la cordura de quienes la padecen.
Uno de los aspectos más perturbadores de la maldición es cómo la espiral comienza a invadir la mente de los personajes
Además, podemos interpretar que las espirales se manifiestan en base a los pensamientos obsesivos de los personajes. Por ejemplo, Azami Kurotani, obsesionada con la belleza y la atracción, desarrolla una cicatriz en espiral que parece tener un efecto hipnótico. El ceramista del pueblo, atrapado en su deseo de perfeccionar su arte, acaba moldeando su propia obra en patrones espirales enfermizos. Incluso los remolinos en el agua reflejan la espiral de desesperación que consume a la ciudad, como si la maldición se alimentara de los deseos y obsesiones de sus habitantes. La espiral no solo es una forma geométrica recurrente, sino una manifestación del deterioro psicológico de los personajes y su lucha por alcanzar sus ideales de manera distorsionada.
Uno de los primeros en sucumbir a esta maldición es el padre de Shuichi Saito, quien desarrolla una obsesión insana por los espirales, hasta el punto de modificar su propio cuerpo para asemejarse a esta forma. Su madre, aterrorizada, desarrolla una fobia extrema a las espirales y acaba perdiendo la razón. A medida que avanza la historia, el pueblo entero es devorado por esta fuerza cósmica y el espacio-tiempo mismo parece plegarse en una infinita espiral de locura y desesperación. Uno de los aspectos más perturbadores de la maldición es cómo la espiral comienza a invadir la mente de los personajes, transformando su percepción de la realidad, desembocando en los capítulos finales en una narrativa de escala monumental.
Uzumaki, terror cósmico y Feng Shui
La obra de Junji Ito encaja dentro del terror cósmico, un subgénero que se enfoca en la insignificancia de la humanidad ante fuerzas incomprensibles y hostiles. H.P. Lovecraft, el máximo exponente de este género, solía describir seres y entidades que existían más allá de la percepción humana, generando un miedo basado en lo desconocido. En Uzumaki, la espiral actúa como una entidad omnipresente e inevitable, cuya influencia se extiende más allá de la lógica y la ciencia.
Al igual que en las historias lovecraftianas, los personajes de Uzumaki no tienen posibilidad de resistirse al destino que les espera. No hay una solución clara ni un antagonista que se pueda vencer; no hay escapatoria ni resistencia; solo la certeza de que la espiral devorará todo a su paso. Esto refuerza la sensación de impotencia y fatalismo que caracteriza al terror cósmico.
El concepto de la espiral puede analizarse desde la perspectiva del Feng Shui, filosofía china sobre armonización de espacios
El concepto de la espiral en Uzumaki puede analizarse desde la perspectiva del Feng Shui, la filosofía china sobre la armonización de los espacios. En el Feng Shui, las formas curvas y espirales suelen representar el flujo natural de la energía (Qi), evitando la rigidez de las líneas rectas y fomentando la circulación armoniosa del entorno. Sin embargo, en Uzumaki, la espiral es una fuerza caótica y destructiva, alterando el equilibrio de Kurouzu-cho en lugar de promover la armonía.
En este sentido, la espiral en Uzumaki podría verse como una perversión de los principios del Feng Shui. Mientras que en la tradición china los patrones curvos son símbolo de continuidad y fluidez positiva, en la obra de Junji Ito se convierten en una maldición que devora a los personajes y distorsiona la realidad misma. Esta contradicción refuerza el horror de la historia, ya que transforma un símbolo de equilibrio en un agente de locura y destrucción.
Los personajes de Uzumaki
La historia de Uzumaki sigue principalmente a Kirie Goshima, una joven estudiante de secundaria, y su novio Shuichi Saito. Kirie es la protagonista y testigo de los eventos sobrenaturales que asolan Kurouzu-cho, mostrando una increíble resiliencia a lo largo de la historia. En contraste, Shuichi es un personaje más introspectivo y pesimista, quien desde el inicio sospecha que la ciudad está maldita y trata desesperadamente de escapar de su destino, siendo tal vez el personaje más plano y aburrido del relato, limitándose a unas pocas frases que repite una y otra vez.
En ese plantel podemos encontrar los personajes más carismáticos de la obra, pues al proceder de los primeros capítulos, han sido los que más han saltado a la cultura pop en modo de merchandising, posters, o clips:
Padre de Shuichi: El primero en caer bajo la obsesión de las espirales, desencadenando la maldición en su familia.
Madre de Shuichi: Desarrolla una fobia a las espirales que la lleva a la autodestrucción.
Azami Kurotani: Una compañera de escuela con una cicatriz en espiral que parece atraer desgracias.
Mitsuo y Katayama: Amigos de Kirie que también se ven atrapados en el horror del pueblo.
A lo largo del manga, estos personajes van sucumbiendo de diferentes maneras a la influencia de la espiral, demostrando la inescapabilidad de su poder, de tal forma que cada capítulo plantea una consecuencia que añade una capa más al relato, convirtiéndose en una bola de nieve que cada vez arrasa con más fuerza todo aquello que rodea, donde los personajes principales quedan relegados a una riada de sucesos, que adquiere tratamiento de cataclismo natural.
Lo verdaderamente terrorífico de estos personajes es que lo aceptan tal y como es. No luchan, no se fuerzan, no escapan. Es, hasta cierto punto, “normal” dentro de su realidad. Lo que otorga un matiz más perturbador para el lector.
La adaptación de Uzumaki
Uzumaki ha sido adaptado anteriormente en una película de acción real en el año 2000, pero esta versión fue recibida con críticas mixtas debido a su bajo presupuesto y la dificultad de trasladar el estilo visual de Junji Ito al cine, que aún así, tiene momentos memorables, como esas desagradables imágenes de los “hombres-caracol”. Sin embargo, se anunció una nueva adaptación animada, producida por Adult Swim.
Lo verdaderamente terrorífico de estos personajes es que lo aceptan tal y como es. No luchan, no se fuerzan, no escapan
Este anime, inicialmente programado para 2022 pero retrasado en varias ocasiones, prometía ser una versión mucho más fiel a la obra original. Animado en blanco y negro, en un esfuerzo reseñable por capturar la estética del manga. Los avances generaron gran expectativa entre los fanáticos, y tras un excepcional capítulo “uno” que nos dejó a todos boquiabiertos, llegaron 3 capítulos más con una bajada de presupuesto que rozaban lo denunciable. Una oportunidad perdida de convertirse en una digna adaptación, que por falta de tiempo y dinero, echaron a perder.
Cierre
Uzumaki es una obra maestra del terror que trasciende el miedo convencional para adentrarse en algo inexplicable. Con una historia inquietante, un arte sobrecogedor y una atmósfera opresiva, crea un relato que ofrece respuestas que plantean más preguntas. Y que, aun dando desenlaces férreos, lo único que consiguen es crear más inquietud. La propia obra consigue al fin y al cabo elaborar un relato en espiral, nunca mejor dicho, que crea cierta obsesión en el lector por intentar desentrañar cada uno de sus secretos. Secretos los cuáles, jamás serán revelados, como ocurre con la inmensidad del universo. Lo que nos queda es un pensamiento obsesivo, con imágenes altamente perturbadoras, que se quedan en tu memoria y te acompañan durante mucho tiempo. Sin duda, si eres una persona aprensiva, no te adentres en este mundo. Hay historias de terror menos retorcidas y más masticables e igualmente disfrutables. Pero, si de verdad quieres adentrarte en la locura narrativa, donde nada tiene sentido, pero aun así, todo sigue un orden y unas normas, “Uzumaki” es tu lugar.
Eso sí, una vez leído, intenta no darle muchas vueltas.