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La Metralleta, Madrid, 1973, Solera, 1994, José María Guzmán: mi casa. 2024 (12 de septiembre).
Vamos a ver discos. Se lo pregunto a mi hermano, no lo afirmo: ¿vamos a ver discos? A La Metralleta, me responde él. Me responde preguntándome. ¿A La Metralleta? Dónde si no, le acabo por decir. ¿Dónde si no?
Había muchos sitios donde ir a verlos. Y comprarlos. Los discos. Pero La Metralleta era un paraíso inagotable, inabarcable, imbatible, insustituible. En el centro de Madrid, cerca de Callao, cerca de Sol. Cerca de nosotros. Cerca de mí.
2024 ya será siempre el año en que uno de los hermanos menores de los Beatles, José María Guzmán, vino a casa a traerme un disco suyo
Mi hermano tiene cuatro años menos que yo. Veintitrés tengo yo ya. Cómo iba yo a imaginar, a pensar, a idear, a sospechar, a considerar que veintiocho años más tarde iba a conocer yo a José María Guzmán. En mi casa. A José María Guzmán.
Los Pekenikes, Hispavox, Rafael Trabucchelli, Noche tras noche, José María Guzmán, Rodrigo García, Linda prima, Volverás, El discípulo de Merlín, Tiempo perdido, Calles del viejo París, José Antonio Martín, Una singular debilidad, Agua de coco y ron, Manuel Martín, José y Manuel, La tempestad, Tierra mojada, Juan. Uno de los mejores elepés del pop español. Las baterías de Bob Thackway, Enrique Llácer Soler (Regolí) y Conrado Martínez. Solera, 9 de abril de 1973 (veintiún días antes de que yo cumpliera diez años).
En La Metralleta hace algún tiempo que no solamente venden ya gangas y discos usados o fuera de lanzamiento, hay una caja con… novedades. Novedades en La Metralleta. Hoy encuentro dos chollos descomunales, dos discos de los que había escuchado siempre maravillas. Reediciones de ellos. Conocía algunas de sus canciones. Pocas. Solera y Señora Azul. Los compro. Me los llevo. Ya en casa flipo. Me emocionan.
Tercera vía del pop español, folk-rock suave, sonido Torrelaguna, ¿CSNY? Sunshine pop, grupo de culto… Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, 1974, Señora Azul… José y Manuel, Nuevos Horizontes, Módulos, Cadillac, Los Hobbies…
Año 2024. José María Guzmán tiene 72 años. Yo, 61. Él sigue haciendo (buena) música. Yo voy a publicar mi segundo libro sobre la música (pop, la de José María).
El País de la Luz.
2024. Septiembre. (Sigo viviendo en la plaza de la Beata, pero en otro portal.) Uno tiene ya una edad. Pero continúa comprando discos. Algunos. Me entero de que Guzmán ha vuelto a grabar aquella Solera. Y me da por hacerme con él, en su formato físico. Entro en su propia web y zas. Lo compro. Formato físico, he dicho. Cómo pasa el tiempo. Cómo pasan los tiempos. Los tiempos, que siempre están cambiando. Dichosos los cambios. A lo que voy es a que al comprarlo se pone en marcha el mecanismo para traérmelo a casa. Y…
Llaman a casa desde el portero automático. Puedo ver desde el dispositivo junto a mi puerta que la persona que entra en el portal cuando se lo abro es alguien que me resulta conocido. Sé que viene a traerme la nueva grabación de aquel debut y despedida de Solera. Pero no puedo imaginarme que quien sube en el ascensor mientras yo aguardo con la puerta abierta es…
Paraserfelizparaserfelizparaserfelizlalalá…
Vainica Doble o Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán (herederos evidentes estos últimos de otra banda mayúscula pero muy breve: Solera) son otros dos grupos muy influyentes que comienzan en la década de 1970 una andadura muy personal, la de ellas, y una muy buena traducción de la música norteamericana a la realidad tradicional de la música no propiamente española hecha en España, la de ellos. Hasta el flamenco irrumpe para caracterizar una cultura musical popular con grupos como Triana, Veneno (de donde saldrán Kiko Veneno y el grupo Pata Negra de los hermanos Amador), Las Grecas e incluso Camarón (un semidios genuinamente flamenco) o el dúo Lole y Manuel. Roqueros como Ramoncín, Asfalto, Leño o Topo brillaban cantando los problemas e inquietudes de los barrios urbanos menos favorecidos. Y Burning o Tequila son la conexión fabulosa entre los primeros tiempos más roqueros del estallido pop mundial y aquello que desde mediados de los años 70 constituye la pequeña revolución juvenil del punk y la nueva ola (new wave) que en una España salida de una dictadura se instala sobre las divertidas libertades para crear aquello que dio en llamarse la Movida. Lo de pequeña revolución es una manera de hablar, porque como dijera la periodista musical Patricia Godes (en una entrevista a la revista digital Plácet en septiembre de 2020) la Movida no fue sino “el conjunto de costumbres de ocio de un sector de estudiantes y adolescentes: no fue nada más, no fue una revolución, ni un movimiento, ni contracultura, sólo se puso de moda ir a bares y a conciertos”.
Década de los años 70: A song of joy, de Miguel Ríos; Libérate, de Los Canarios, ambos de 1970; por supuesto, Mediterráneo, de Serrat, del 71; en 1974, Señora Azul, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, y Gipsy rock, de Las Grecas; Un ramito de violetas, del año 75, por Cecilia, el mismo año deNuevo día, de Lole y Manuel, El patio, de Triana, o Fuente y caudal, del grandioso Paco de Lucía; nos vamos a 1977 con el debut homónimo de Veneno y al 78 con el de Burning (Madrid, “todo un acto de arrogancia desde la foto de portada hasta la última de las canciones, con un claro aire stone”, como escribiera de ese álbum José Luis Zapatero); el mítico La leyenda del tiempo, de Camarón (de la Isla) es de 1979, el mismo año en el que Tequila graban Rock and roll.
2024 ya será siempre el año en que uno de los hermanos menores de los Beatles, José María Guzmán, vino a casa a traerme un disco suyo.
[José María Guzmán González de Castejón, cantante, guitarrista, bajista y compositor español, nació en Madrid el 29 de febrero de 1952. Formó parte de Solera y Cánovas, Rodrigo, Adolfo & Guzmán en la década de 1970 y de Cadillac en la posterior. En solitario ha grabado siete álbumes y aparece en los créditos de 160 discos (muchos de músicos de la talla artística de Karina, Miguel Ríos, Vainica Doble, Luz Casal, Alameda, Luis Eduardo Aute, Triana, Ana Gabriel, Noel Soto, Miguel Bosé, Hombres G, La Guardia, Joan Manuel Serrat, Javier Bergia o Pablo Guerrero), no en vano, como recoge la web de su plataforma artística y musical, Cadillac Music, es “un productor musical, compositor, creador de innumerables jingles para publicidad de cientos de artículos, campañas y productos, desde primeros de los 70 hasta mediados de los 90”. Lo has escuchado cantar en muchas películas de Disney (hay un amigo en mí, hay un amigo en mí) y es padre del ingeniero de sonido Óscar Guzmán y del diseñador y artista plástico (y cantante) Abel Guzmán. Ha compuesto más de 450 canciones. Más de 450 canciones.]
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