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domingo. 08.06.2025
TRIBUNA DE OPINIÓN

¡A las armas ciudadanos! (formez vos bataillons)

Quienes aspiramos a vivir en una sociedad justa, vamos a tener que acudir a instrumentos de acción contundente.
Manifestazione_antifascista
Manifestación antifascista. Imagen de archivo.

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El comienzo de la segunda estrofa de la marsellesa, himno universal de la libertad y declaración rimada de la fe en la lucha por los derechos, grita un a las armas ciudadano, porque lo que no defiendas con ardor te lo arrebatarán sin consideración. El grito ha ido debilitándose convertido con el paso del tiempo en una reliquia simbólica, pero sigue encarnando la defensa de la civilización ilustrada. Quienes aspiren a vivir en una sociedad justa, quienes deseen desarrollarse en un mundo organizado en torno a los derechos de las personas vamos a tener que acudir a instrumentos de acción contundente, a las armas, aunque sea de manera metafórica (que ya tenemos suficiente violencia). Quienes rechazamos el autoritarismo en cualquiera de sus versiones hemos de estar preparados.

El primer combate frente al autoritarismo fascista fue ganado por las fuerzas de progreso de los años 40

El primer combate frente al autoritarismo fascista fue ganado por las fuerzas de progreso de los años 40. Esa batalla la dieron los ciudadanos vestidos con ropas militares y vertiendo su sangre en los campos de Europa. Hubo armas sí, pero la decisión de enfrentarse al fascismo no provino estrictamente de la ciudadanía sino de los estados que vieron amenazas en la competencia geoestratégica entre distintas naciones. Francia intervino en el combate fraccionada y repeliendo una agresión, Inglaterra ante la amenaza directa de la isla y el bloqueo a sus rutas comerciales navales, EEUU tras un largo debate político irresuelto que tan solo la soberbia nipona desencalló con su ataque a Pearl Harbor. Rusia firmó un acuerdo de paz con Hitler y pagó su candidez y glotonería con millones de soldados destripados por el Este, adoptó el espejismo de lucha proletaria frente al fascismo, pero las riendas fueron las de un país gobernado por un loco, que como Putin, emulaba a zares y zarinas.

No es que los ciudadanos de las naciones involucradas fueran ajenas a la enfermedad fascista, quien más quien menos tenía una idea aproximada de lo que se les venía encima a las sociedades regidas por cánones democráticos. De hecho fue la conciencia del desastre que habría de sobrevenir el motor que movilizó a las brigadas internacionales que vinieron a la defensa de la II República. Aun reconociendo éstas y otras heroicidades, lo cierto es que al fascismo lo derrotaron ejércitos encuadrados en las estructuras estatales de los países democráticos de los años 40.

Lo que desea ocupar la internacional autoritaria es el espacio inmaterial que dista entre el ciudadano concreto y su modo de entender la vida

Los ciudadanos acudieron a las armas requeridos por sus gobiernos porque lo que estaba en riesgo eran los propios gobiernos, las formas de organización social elegidas por las respectivas ciudadanías. Hoy la respuesta al fascismo ha de ser de otro tipo, pues la internacional autoritaria ya no desea ocupar gobiernos físicos con sus poltronas y sus estrados, lo que desea es ocupar el espacio inmaterial que dista entre el ciudadano concreto y su modo de entender la vida. Alguien ha dicho que el autoritarismo del siglo XXI ya no persigue sus objetivos controlando el espacio externo del individuo, el entorno social político, sino moldeando su interioridad, la del sujeto. Eso es sin duda la batalla cultural que tanto obsesiona a los nuevos fascistas y que tanto facilitan las redes sociales inundadas de mentiras y falsedades.

Cuadra esta interpretación teórica a la lectura de los hechos y prácticas del nuevo autoritarismo. Ya no desean dominar puertos u otras infraestructuras (la reclamación del canal de Panamá es postureo), no es el espacio físico lo que importa, sino el etéreo. No es necesario controlar rutas terrestres ni marítimas sino los sistemas de gestión de la logística y el movimiento global. Someter territorios sea en Ucrania sea en Palestina tiene más que ver con el refuerzo de la identidad que con la necesidad expansiva. No se ambiciona incorporar nuevos lotes poblacionales para la causa autoritaria, sino disciplinarla y alinearla en origen y adscritas a sus territorios, trabajadores esclavos si, pero en su casa y sin derechos. El autoritarismo rampante actual tiene más que ver con una suerte de colonialismo posmoderno que de sociedad formada por escuadras y falanges. Avanzar por la sinuosa ruta de dominar lo desconocido, apropiarse de un mundo definido por su inmaterialidad es muy complejo, pleno de incertidumbres y abierto a distintos aspirantes. Aquí entra en juego el fascismo como fuerza impositiva directa, como perro guardián de valores eternos que promueven el silencio en el interior mediante el secuestro de las voces disidentes mientras los amos terminan su labor de conquista del espacio exterior.

Lo primero es tomar conciencia del riesgo, de ahí el grito de A las armas. Segundo es plantear alternativas en defensa de los valores y conquistas de la civilización, formez vos bataillons

Las ciudadanías ilustradas participan en la lucha por moldear el nuevo mundo, lo tienen complicado con demasiadas adversidades, disponer como punto de referencia el haber generado una Unión de países Europeos coordinados de manera pacífica, libre y voluntaria es un logro, pero se requieres algo más, un arsenal repleto para defender los avances e impulsar nuevas iniciativas.

Lo primero es tomar conciencia del riesgo, de ahí el grito de A las armas. Segundo es plantear alternativas en defensa de los valores y conquistas de la civilización, formez vos bataillons. ¿Dónde encontrar munición para esa batalla? En el saber, en el discriminar, en el constatar, en el arte y la ciencia que configuran la panoplia de la ilustración: el conocimiento y su socialización. En torno a sus prácticas han de organizarse las defensas de la sociedad ilustrada, son sus batallones. El enemigo es la brutalidad y la estupidez. Hoy hemos conocido los datos de hábitos de lectura en España. Cerca del 30% no lo hace nunca. Cifra que se aproxima a la del voto de derecha radical filofascista.

Por una sociedad ilustrada ajena a la mendacidad de la mentira y el oscurantismo religioso, cultívate y educa a tus próximos ¡A las armas ciudadano!

¡A las armas ciudadanos! (formez vos bataillons)